Crónica de un triunfo imposible

Kick off. Reciben los locales. La toma la nueva estrella maorí, Caleb Clarke, y encara la línea nacional. Primer tacle puma a cargo de Pablo Matera, anuncio de lo que iba a ser la actuación de su vida. Posteriormente los pumas juegan espaldas y construyen una buena jugada que culmina en knock on intencional de Clarke. Le sigue un line rápido y bola para Santiago Chocobares, debutante de 21 años, quien gana la línea de la ventaja contra la defensa de Dane Coles y Sam Cane. Sanchez intenta un drop pero se va desviado. Un yerro que será su único error en el estadio de Sydney. Minuto 03.27 aparece un chico de Concordia, y destruye a Jordie Barret con un hombrazo legal. Su nombre es Marcos Kremer. Sube la temperatura en la cancha y se produce la primera pelea del partido. Angus Gardner, árbitro del partido, llama al capitán argentino y le pide que no empuje a los jugadores contrarios. En una de las escenas más memorables del rugby argentino le responde el capitán “No puedo ver a uno de mis compañeros siendo golpeado. Eso no es respeto. Estoy jugando por mi país. Eso no es respeto”. Algo distinto estaba ocurriendo en la cabeza de los argentinos. Penal para los pumas y anota 3 puntos Sanchez. El primer ataque de los oceánicos sufrió una defensa brutal a cargo de los soldados Kremer, Matera y Chocobares. Penal para los all blacks y juegan al line, no pudieron entrar. Teniendo otro penal a su favor, los hombres de negro eligen 3 puntos. Sigue el partido y se empieza a deslumbrar lo que será una constante en la tarde australiana: Dominio físico por parte de la 3ra línea argentina contra Savea, Cane y Frizell. Minuto 15 pesca Montoya, otro titán argentino. Luego de un soberbio control de pelota y manejo de variables en ataque, los pumas concretan un try para el recuerdo de la mano de Nicolás Sanchez. Continua el encuentro y los argentinos marcan el ritmo del partido de la mano de un enorme Cubelli. Petti y Alemanno se plantan y superan a sus oponentes en defensa y ataque. Dane Coles le regala un penal al equipo nacional, luego de una palmadita sobradora sobre Bruni, anoticiada por Gardner. Le sigue otro penal tonto de los All Blacks. Estaban perdiendo la concentración los mejores del mundo. Los pumas continúan su dominio y quedan cerca de anotar su segundo try, luego de una lúcida aparición de Cubelli. Scrum ganador de Gomez Kodela (35 años) y compañía. Vuelven a su campo con 3 puntos más a su favor. Una jugada más tarde, ocurre un nuevo encontronazo entre Kremer y Frizell. Shannon Frizell, de descendencia maorí (la raza físicamente más dotada para jugar al rugby) mide 1.95 cm y pesa 110 kg. Se toman luego de un maul, Kremer lo sostiene y lo mira a los ojos, no lo suelta. El hombre de negro quiere retirarse, Kremer no lo suelta, no le saca los ojos de encima. Dicen que el rugby es una batalla mental, en la que se puede ver quien va ganando al mirar el lenguaje corporal de los jugadores. Los gestos y expresiones corporales son la base de la confrontación psicológica. “Los chicos malos” de los AB no estaban a gusto. Llegando al final del primer tiempo pierden por 13 y saben que les están dando una paliza. Acto siguiente, Richie Mo´unga , tal vez el más talentoso número 10 del mundo, desperdicia un penal a favor, tirando la pelota por la línea del touch. Finaliza el primer tiempo. Ganan los pumas 13 a 3. Arranca el segundo tiempo y el entusiasmo de los argentinos se mantiene. Luego de un line ganado por Petti, quien fue inmenso durante todo el partido, Argentina gana un penal y Sanchez acierta. Llegando al minuto 50, los albicelestes ganan dos minibatallas. Caleb Clarke la toma desde el fondo y acelera, (todos recordamos lo que hizo en una similar situación contra Australia), pero es detenido por el incansable Chocobares. Acto seguido queda una pelota en el piso y Julian Montoya se lanza de cabeza a tomarla contra tres jugadores neozelandeses, sin medir las consecuencias, mostrando quien tenía más hambre en el test match. Luego despiertan los mejores del mundo y a través del line y maul, concretan un try convertido, quedando algo menos de media hora de juego. El fantasma de la recuperación tardía de los all blacks estaba más presente que nunca. Imposible olvidar su triunfo contra Irlanda en el año 2013, o inclusive contra los mismos argentinos en varias ocasiones, donde hasta el minuto 60 eran dominados, pero terminaban ganando con 20 geniales minutos. Este era el momento de ver si se repetía aquella lógica, o si era un día distinto. Sigue el partido, los pumas taclean incansablemente y los de negro sacan a relucir sus variantes en ataque. Ataques directos, espaldas y uso del pie, pero nada termina de romper la defensa nacional. Cuando la tienen los albicelestes, Cubelli y Sanchez manejan el tiempo en el que se juega. Ni con los ingresos de Sotutu y Mckenzie se puede vencer la línea argentina. La determinación de los nacionales era de hierro. Y así ingresamos de repente en el minuto 70. Los 10 minutos restantes serán los más importantes en la vida de los jugadores argentinos y tal vez del rugby argentino. Teniendo un scrum en las 22 argentinas a su favor, el poderoso Hoskins Sotutu se levanta rápido de la base y lanza un salteo para Mckenzie, quien no llega a controlar el balón y se pierde por el lateral. Y de repente enfocan al entrenador de Nueva Zelanda, Ian Foster, se ve un hombre frustrado y derrotado. Nuevo ataque para los all blacks, muestran más energía con los refuerzos, pero nunca terminan de quebrar la línea de ventaja. Y por el minuto 73 llegó el momento que nos hizo gritar a las 4.30 de la madrugada argentina. Juega un penal rápido Webber, la toma Mo´unga y luego de ser tacleado, un pibe del Rio de la Plata argentino se convierte en dios. Pablo Matera determinado a pescar esa pelota contra 3 oponentes. La fuerza Imparable de Whitelock, Savea y Mckenzie choca contra el objeto inamovible. El árbitro otorga penal a favor de los pumas y el capitán argentino se levanta, con la pelota atada a sus brazos, mira a un punto fijo, no sonríe ni festeja, solo apunta su mirada demoledora hacia algún lugar. Matera hizo la jugada más importante de su carrera y lo inexplicable, lo que hasta ese momento aún no nos animábamos a imaginar se hizo realidad, le vamos a ganar a los all blacks. Posteriormente un penal de Nico Sanchez, quien hizo todos los puntos de su equipo, sellaría el encuentro. Nada importó el try de Clarke. Argentina, contra todos los pronósticos, ganó el partido. Se pateó el tablero. 402 días sin jugar rugby internacional, jugadores entrenando en sus casas, sin competir en rugby profesional desde marzo, solo dos partidos de preparación con un rival extremadamente inferior al del nivel del tri nations, jugadores que acarreaban la espina del mundial 2019 y chicos que durante todo el año no han podido ver a sus compañeros o familia. Y había que jugar contra los mejores de todos, que nunca dejaron de competir en el máximo nivel ni sufrieron las consecuencias que otros países como el nuestro han debido soportar, a raíz del Covid 19. El jugador argentino es distinto. Ante la adversidad, dámelo siempre. Disfrutemos del triunfo, hoy el rugby está de fiesta.

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